España vivió un día de protestas contra el ‘apartheid sanitario’
“¡Es
xenofobia, no es austeridad!”
Cientos de
personas protestaron ayer frente al Hospital Gregorio Marañón de Madrid en
contra de la entrada en vigor de los reales decretos ley 16/202 y 1192/2012,
que eliminan el acceso a la atención sanitaria primaria a los extranjeros sin
documentación española. La medida afectaría a más de 153 000 inmigrantes
extracomunitarios. La concentración fue convocada por las ONG médicas del
mundo, Economistas sin Fronteras, la Federación Estatal de Asociaciones de
Inmigrantes y Refugiados de España, Ferines; entre otros. Médicos, yayoflautas
(el grupo de abuelos indignados), inmigrantes regulares e irregulares y
miembros de asociaciones se dieron cita en una marcha en la que no faltó la
indignación y tampoco el ingenio. Carteles y consignas alusivas a los recortes
en la sanidad y otros derechos sociales fueron la tónica de la protesta. “Es
xenofobia, no es austeridad”, “mato dimisión” en referencia a Ana Mato,
ministra de Sanidad, o “ningún ser humano es ilegal”, fueron las frases
coreadas por los asistentes....
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/mundo/Espana-vivio-protestas-apartheid-sanitario_0_766123476.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.co. Roxana C.
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Roxana Cazco
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Cientos de personas
protestaron ayer frente al Hospital Gregorio Marañón de Madrid en contra
de la entrada en vigor de los reales decretos ley 16/202 y 1192/2012,
que eliminan el acceso a la atención sanitaria primaria a los
extranjeros sin documentación española. La medida afectaría a más de 153
000 inmigrantes extracomunitarios.
La concentración fue convocada por las ONG médicas del mundo,
Economistas sin Fronteras, la Federación Estatal de Asociaciones de
Inmigrantes y Refugiados de España, Ferines; entre otros. Médicos,
yayoflautas (el grupo de abuelos indignados), inmigrantes regulares e
irregulares y miembros de asociaciones se dieron cita en una marcha en
la que no faltó la indignación y tampoco el ingenio.
Carteles y consignas alusivas a los recortes en la sanidad y otros
derechos sociales fueron la tónica de la protesta. “Es xenofobia, no es
austeridad”, “mato dimisión” en referencia a Ana Mato, ministra de
Sanidad, o “ningún ser humano es ilegal”, fueron las frases coreadas por
los asistentes.
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Cientos de personas
protestaron ayer frente al Hospital Gregorio Marañón de Madrid en contra
de la entrada en vigor de los reales decretos ley 16/202 y 1192/2012,
que eliminan el acceso a la atención sanitaria primaria a los
extranjeros sin documentación española. La medida afectaría a más de 153
000 inmigrantes extracomunitarios.
La concentración fue convocada por las ONG médicas del mundo,
Economistas sin Fronteras, la Federación Estatal de Asociaciones de
Inmigrantes y Refugiados de España, Ferines; entre otros. Médicos,
yayoflautas (el grupo de abuelos indignados), inmigrantes regulares e
irregulares y miembros de asociaciones se dieron cita en una marcha en
la que no faltó la indignación y tampoco el ingenio.
Carteles y consignas alusivas a los recortes en la sanidad y otros
derechos sociales fueron la tónica de la protesta. “Es xenofobia, no es
austeridad”, “mato dimisión” en referencia a Ana Mato, ministra de
Sanidad, o “ningún ser humano es ilegal”, fueron las frases coreadas por
los asistentes.
Pese a que los organizadores solicitaron la acera próxima al hospital
como sede de la marcha, la concentración fue relegada a la calzada de en
frente. Sin embargo, poco a poco los manifestantes se situaron no solo
en ambas veredas sino en la calle principal donde se ubica el centro
sanitario. Pese a que la Policía los conminó a retirarse no lo hicieron,
incluso varios se sentaron en un costado de la vía. La Policía no forzó
la situación y más bien improvisó un operativo para desviar el tráfico
vehicular.
También hubo manifestantes espontáneos. José Rubio, médico del Gregorio
Marañón, cruzó la calle y se unió a la protesta. “Aquí no tiene que ver
lo nacional, la raza ni el estatus jurídico. Los médicos atendemos
personas y es lo que seguiremos haciendo”, subrayó. El galeno denuncia
el deterioro que ha sufrido la sanidad pública en los últimos meses.
“Hay menos recursos, nos asignan más pacientes y se restringen los
ingresos para ahorrar, cuando hay pacientes que lo requieren”, añade.
A las 13:00 se leyó el manifiesto de la organización en el cual se
exigió la derogación de la Ley. Miguel Falcones, presidente de Médicos
del Mundo, señaló que los inmigrantes afectados por esta medida “no han
venido a desvalijar nuestro sistema de salud (…) son jóvenes -con edades
entre los 22 y los 38 años-, sanos y han venido a trabajar. Además,
todos los informes indican que este colectivo acude entre un 20 y un 30%
menos que los nativos a los servicios públicos de salud”.
Mohammed Ndiaye es uno de ellos. Este senegalés de 30 años teme por su
salud y la de sus compatriotas, entre los cuales hay un alto índice de
irregularidad. Pese a que lleva seis años en España no ha podido
conseguir documentación y desde ayer queda excluido de la atención
médica primaria. “Tengo un problema en la rodilla, no sé qué voy a
hacer. Esta medida nos margina, es una nuevo apartheid”, señala.
Alla Didkovska, de la Ferine, muestra gran preocupación por su amiga
Olga, también de Rusia. Tiene cáncer, ahora se recupera en el hospital
de una operación, pero está desanimada y llena de incertidumbre.
“Después de esto no sabemos si le seguirán atendiendo con el tratamiento
regular, la Ley le ha pillado en el hospital. ¿Ahora que?”, cuestiona
Alla.
Irregularidad sobrevenida
Aunque oficialmente la población ecuatoriana es de las más regulares
dentro del colectivo inmigrante un fenómeno amenaza ese aparente
indicador de bienestar. Son muchos los compatriotas que han caído en la
irregularidad sobrevenida. Son personas que no pudieron renovar su
permiso de residencia al estar desempleadas y no contar con un contrato
de trabajo, requisitos que demanda la Administración española. El
quiteño Segundo Cacho, miembro de la Coordinadora Nacional de
Ecuatorianos en España, Conadee, conoce a unos 20 compatriotas que han
perdido “sus papeles”. “En plena crisis les fue imposible conseguir un
contrato de trabajo”, señala.
Una realidad particular es la de las empleadas domésticas. Al cambiar la
ley que sitúa su actividad dentro del régimen general -una media
aparentemente positiva- muchas “discontinuas” (quienes prestan sus
servicios en varias casas) se quedaron sin empleo porque sus jefes no
estaban dispuestos a darles de alta en la seguridad social, exigencia de
la nueva Ley. Al quedarse sin trabajo, no pudieron renovar su permiso
para residir en España, y ahora tampoco podrán acceder a la asistencia
sanitaria.
Muchas de ellas han trabajado como cuidadoras de niños y ancianos,
aunque en sus contratos figuraban simplemente como empleadas de hogar.
Son personas cualificadas que han quedado en situación de
vulnerabilidad. “¿Quién cuida ahora a las cuidadoras?”, pregunta
Mercedes Rodríguez, portavoz de la Red de Mujeres Latinoamericanas. “Han
sido mujeres que han cuidado a los abuelos y a la infancia y como esta
sociedad patriarcal no valora el trabajo de los cuidados les ha dejado
sin el derecho a la sanidad”, concluye.
Sin cifras oficiales
No existen datos oficiales sobre las personas que residen en España sin
permiso, aunque el cruce del número de extranjeros del Instituto
Nacional de Estadística con aquellos que no figuran en los registros del
Ministerio español de Empleo, arroja una cifra de ciudadanos ‘sin
papeles’ de 459 946 personas.
De estas, unas 153 469 son inmigrantes no comunitarios
indocumentados, los más perjudicados por esta medida, y el resto son
extranjeros en situación irregular de países de la Unión Europea.
Las autoridades estudian ofrecer a extracomunitarios en situación
irregular y a europeos no asegurados una póliza, si quieren cobertura
sanitaria completa, de 710,40 euros anuales o de 1 864,8 para mayores de
65 años.
Los gobiernos regionales de Cataluña, Galicia, País Vasco, Castilla y
León, Navarra, Andalucía o Asturias ya han anunciado que seguirán
atendiendo a los indocumentados.
Testimonio
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Cientos de personas
protestaron ayer frente al Hospital Gregorio Marañón de Madrid en contra
de la entrada en vigor de los reales decretos ley 16/202 y 1192/2012,
que eliminan el acceso a la atención sanitaria primaria a los
extranjeros sin documentación española. La medida afectaría a más de 153
000 inmigrantes extracomunitarios.
La concentración fue convocada por las ONG médicas del mundo,
Economistas sin Fronteras, la Federación Estatal de Asociaciones de
Inmigrantes y Refugiados de España, Ferines; entre otros. Médicos,
yayoflautas (el grupo de abuelos indignados), inmigrantes regulares e
irregulares y miembros de asociaciones se dieron cita en una marcha en
la que no faltó la indignación y tampoco el ingenio.
Carteles y consignas alusivas a los recortes en la sanidad y otros
derechos sociales fueron la tónica de la protesta. “Es xenofobia, no es
austeridad”, “mato dimisión” en referencia a Ana Mato, ministra de
Sanidad, o “ningún ser humano es ilegal”, fueron las frases coreadas por
los asistentes.
Pese a que los organizadores solicitaron la acera próxima al hospital
como sede de la marcha, la concentración fue relegada a la calzada de en
frente. Sin embargo, poco a poco los manifestantes se situaron no solo
en ambas veredas sino en la calle principal donde se ubica el centro
sanitario. Pese a que la Policía los conminó a retirarse no lo hicieron,
incluso varios se sentaron en un costado de la vía. La Policía no forzó
la situación y más bien improvisó un operativo para desviar el tráfico
vehicular.
También hubo manifestantes espontáneos. José Rubio, médico del Gregorio
Marañón, cruzó la calle y se unió a la protesta. “Aquí no tiene que ver
lo nacional, la raza ni el estatus jurídico. Los médicos atendemos
personas y es lo que seguiremos haciendo”, subrayó. El galeno denuncia
el deterioro que ha sufrido la sanidad pública en los últimos meses.
“Hay menos recursos, nos asignan más pacientes y se restringen los
ingresos para ahorrar, cuando hay pacientes que lo requieren”, añade.
A las 13:00 se leyó el manifiesto de la organización en el cual se
exigió la derogación de la Ley. Miguel Falcones, presidente de Médicos
del Mundo, señaló que los inmigrantes afectados por esta medida “no han
venido a desvalijar nuestro sistema de salud (…) son jóvenes -con edades
entre los 22 y los 38 años-, sanos y han venido a trabajar. Además,
todos los informes indican que este colectivo acude entre un 20 y un 30%
menos que los nativos a los servicios públicos de salud”.
Mohammed Ndiaye es uno de ellos. Este senegalés de 30 años teme por su
salud y la de sus compatriotas, entre los cuales hay un alto índice de
irregularidad. Pese a que lleva seis años en España no ha podido
conseguir documentación y desde ayer queda excluido de la atención
médica primaria. “Tengo un problema en la rodilla, no sé qué voy a
hacer. Esta medida nos margina, es una nuevo apartheid”, señala.
Alla Didkovska, de la Ferine, muestra gran preocupación por su amiga
Olga, también de Rusia. Tiene cáncer, ahora se recupera en el hospital
de una operación, pero está desanimada y llena de incertidumbre.
“Después de esto no sabemos si le seguirán atendiendo con el tratamiento
regular, la Ley le ha pillado en el hospital. ¿Ahora que?”, cuestiona
Alla.
Irregularidad sobrevenida
Aunque oficialmente la población ecuatoriana es de las más regulares
dentro del colectivo inmigrante un fenómeno amenaza ese aparente
indicador de bienestar. Son muchos los compatriotas que han caído en la
irregularidad sobrevenida. Son personas que no pudieron renovar su
permiso de residencia al estar desempleadas y no contar con un contrato
de trabajo, requisitos que demanda la Administración española. El
quiteño Segundo Cacho, miembro de la Coordinadora Nacional de
Ecuatorianos en España, Conadee, conoce a unos 20 compatriotas que han
perdido “sus papeles”. “En plena crisis les fue imposible conseguir un
contrato de trabajo”, señala.
Una realidad particular es la de las empleadas domésticas. Al cambiar la
ley que sitúa su actividad dentro del régimen general -una media
aparentemente positiva- muchas “discontinuas” (quienes prestan sus
servicios en varias casas) se quedaron sin empleo porque sus jefes no
estaban dispuestos a darles de alta en la seguridad social, exigencia de
la nueva Ley. Al quedarse sin trabajo, no pudieron renovar su permiso
para residir en España, y ahora tampoco podrán acceder a la asistencia
sanitaria.
Muchas de ellas han trabajado como cuidadoras de niños y ancianos,
aunque en sus contratos figuraban simplemente como empleadas de hogar.
Son personas cualificadas que han quedado en situación de
vulnerabilidad. “¿Quién cuida ahora a las cuidadoras?”, pregunta
Mercedes Rodríguez, portavoz de la Red de Mujeres Latinoamericanas. “Han
sido mujeres que han cuidado a los abuelos y a la infancia y como esta
sociedad patriarcal no valora el trabajo de los cuidados les ha dejado
sin el derecho a la sanidad”, concluye.
Sin cifras oficiales
No existen datos oficiales sobre las personas que residen en España sin
permiso, aunque el cruce del número de extranjeros del Instituto
Nacional de Estadística con aquellos que no figuran en los registros del
Ministerio español de Empleo, arroja una cifra de ciudadanos ‘sin
papeles’ de 459 946 personas.
De estas, unas 153 469 son inmigrantes no comunitarios
indocumentados, los más perjudicados por esta medida, y el resto son
extranjeros en situación irregular de países de la Unión Europea.
Las autoridades estudian ofrecer a extracomunitarios en situación
irregular y a europeos no asegurados una póliza, si quieren cobertura
sanitaria completa, de 710,40 euros anuales o de 1 864,8 para mayores de
65 años.
Los gobiernos regionales de Cataluña, Galicia, País Vasco, Castilla y
León, Navarra, Andalucía o Asturias ya han anunciado que seguirán
atendiendo a los indocumentados.
Testimonio
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